domingo, 15 de diciembre de 2013

Tambora, un viaje hacia el infierno

   
 El estratovolcano Tambora forma la península de Sanggar en el norte de la isla de Sunbawa, en Indonesia. Hace más de 43.000 años formó una caldera que los flujos de lava llenaron durante el Pleistoceno. Durante los primeros tiempos del Holoceno (la etapa geológica actual que comprende los últimos 10.000 años) su actividad cambió y predominaban las erupciones explosivas. En 1815, este volcán fue protagonista de la erupción más grande observada por el hombre, alcanzando un Índice de Explosividad Volcánica de 7. Los flujos piroclásticos bañaron toda la península y llegaron al mar, y la caída de tefra devastó las tierras de cultivo, causando más de 60.000 víctimas.
El Monte Tambora, uno de los volcanes más importantes del mundo, llevaba dando muestras de actividad desde 1812, cuando empezó a retumbar y a generar un nube negra. En aquellos tiempos, desgraciadamente, la predicción de erupciones no estaba tan avanzada ni tampoco sabían como ahora qué hacer en caso de erupción volcánica.  El 5 de abril de 1815, se produjo una erupción moderada seguida de sonidos atronadores que pudieron escuharse a más de 1.000 kilómetros de allí. El 6 de abril, empezó a caer ceniza volcánica sobre el este de Java acompañada de débiles sonidos de detonaciones que se mantuvieron hasta cuatro días después. A las 7 de la tarde del 10 de abril, las erupciones se intensificaron. Tres columnas de fuego ascendieron y la montaña se transformó en una masa de fuego. A las 8, empezaron a llover piedras de piedra pómez de hasta 20 centímetros de diámetro. Entre las 9 y las 10, empezó a caer la ceniza volcánica sobre la isla. Los flujos piroclásticos enterraron la ciudad de Tambora. En el año 2004, una excavación arqueológica liderada por la Universidad de Carolina del Norte y el Observatorio Vulcanológico de Indonesia descubrieron lo que se ha llamado la "Pompeya del Este": una ciudad conservada tal y como era en 1815, enterrada por las cenizas.
Fue la erupción volcánica más grande que se ha registrado; se escuchó a más de 2500 kilómetros de distancia y la ceniza cayó a más de 600 kilòmetros de allí. También fue la causa de un tsunami de tamaño moderado que azotó las costas de varias islas en Indonesia, con una altura de hasta 4 metros en Saggar.
La columna eruptiva llegó hasta la estratosfera. Las partículas más pesadas de ceniza cayeron de nuevo al suelo después de una o dos semanas, pero las más finas permanecieron en la atmósfera desde unos meses hasta años después. El viento esparció estas partículas alrededor del mundo creando fenómenos ópticos. El color del cielo durante las puestas de sol aparecía naranja o rojo cerca del horizonte y violeta o rosa por encima.
El número estimado de muertos varía dependiendo de la fuente a la que se acuda. Las últimas estimaciones hablan de 11.000 muertes causadas directamente por los efectos de la erupción (como los flujos piroclásticos) y 49.000 por la hambruna posterior y epidemias.


He elegido este evento ya que el tema que tuve que exponer era el de los volcanes y sus consecuencias, y me ha parecido interesante. Además este artículo nos muestra las catastróficas consecuencias que pueden tener los volcanes para los humanos, no tanto de forma directa sino observando las consecuencias a largo plazo que se pueden dar en una población cercana a un volcán.
- Miguel Fernández Janoher -





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